La Serpiente que Se Muerde la Cola (4).

Los detenidos eran hermanos, huérfanos de padre desde bien pequeñitos. Confesaron el crimen de inmediado ante la policia. Siendo hijos de quien eran, su culpa resultaba más que evidente.

-Ese tío mató a nuestra padre, ¿sabe?

-Su padre fue abatido tras arrebatarle su arma reglamentaria a un agente e intentar darse a la fuga a punta de pistola.

-¡Qué coño "arrebatar un arma"! ¿En serio pretende que me crea que mi padre yendo esposado fue capaz de quitarle la pistola a un policía? ¡Nuestro padre era un pringado, no habría sido capaz ni de robarle un caramelo a un niño! Madre nos lo ha repetido mil veces, las mismas que nos ha contado la cantidad de golpes que se le notaban por todo el cuerpo al cadáver.

-¿También me va a negar que su padre pertenecía a una banda armada?

-¡Banda armada! Para mí es otro cosa, pero no vamos a no perder el tiempo con debates estériles sobre semantica. Sí, sí, era uno de ellos...Uno de tantos, en aquella epoca casi todos los hombres del pueblo se metían...Era casi un deber si no querías meterte en problemas con los demás. Pero mi padre nunca fue capaz de empuñar una pistola...¿No le he dicho ya que era un pringado? ¡Ni sus propios compañeros se lo habrían permitido!

-No obstante, no olvide que su padre, aunque fuera solo en labores de apoyo, colaboraba con asesinos.

-¿Asesinos? Lo que hacían no es muy diferente de lo que ejecutan sus ejercitos con sus tanques, sus aviones y sus bombas. ¡Y a esos no les llama usted asesinos! Les llama héroes y les pone medallas cuando vuelven a casa.

-¡No me venga usted ahora con demagogia barata de debate televisivo! ¡Su padre era una más de una pandilla que criminales que tenían las manos manchadas con la sangre de personas inocentes! Y por ello se le detuvo, y en el transcurso de un forcejeo en comisaría se le mató en defensa propia. ¡Y punto! No voy a perder más el tiempo con usted. ¡García, llévese a este indíviduo! 

-¡No, mi padre era un pobre simplón sin personalidad que lo único que hizo fue guardar armas en su casa un par de veces y vigilar a algún que otro tipo! ¿Merecía que lo mataran, merecíamos mis hermanos y yo crecer sin padre por eso? ¡Y encima ver a su asesino tan pancho y sonriente paseándose por la calle con su jodido nietecito de la mano!

-¿Sabe para qué sirvieron las armas que su padre guardó? ¡Para matar! ¿Sabe dónde acabaron esos tipos a los que su padre vigiló? ¡Bajo tierra! ¡García!, ¿se puede llevar a este individuo de una maldita vez?