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domingo, 31 de marzo de 2013

Gracia del Río (Un Pueblo con Poco de Ambas): El Gran Helenio.

Desde sus comienzos como técnico  del Graciarriero F.C., Iván siempre había expresado su deseo de tener un segundo entrenador, principalmente porque a él siempre le acababa tocando jugar. No obstante, el deseo nunca se veía cumplido: un equipo que tenía dificultades para sacar a once jugadores la mayoría los domingos difícilmente se puede permitir un técnico adjunto.

Fue entonces, por sorpresa, que Marcial se presentó un buen día en el entrenamiento con un perro.

-¿Donde vas con eso, tío?

-Un respeto, Iván, que va a formar parte de tu cuerpo técnico.

-¿Qué dices?

-Te presento a "Helenio", se lo he comprado a un vendedor ambulante, que me ha garantizado que entiende de fútbol como para llevar a un equipo de categoría nacional.

-¡Mira que te tengo dicho que no bebas antes de venir a entrenar!

-¡Qué poco confías en mí, leche! El próximo partido hacemos la prueba, tú déjalo sólo en la banda y verás...

Aquel mismo domingo, los hombres del Graciarriero F.C. estaban casi más pendientes de la banda que del juego. En esta ocasión, Olegario García (alias "S'abolla II") aguantaba cabizbajo la tremanda ladrada que le estaba metiendo "Helenio". Y con razón, que el central había perdido un balón que casi le cuesta un gol al equipo. De inmediato, el perro se giró hacia el banquillo y se lo quedó mirando con gesto serio. Había que revolucionar el partido -sin duda-, pero ahí no había mimbres.

Pero el encuentro no daba tregua: pase en largo y el juez de banda levantó el banderín. De inmediato, todas la miradas se dirigieron al can, quien, con solemne autoridad, asintió en silencio.

El linier respiró aliviado, si el perro no ladraba, era que -en efecto- había sido fuera de juego.

Estaba claro, el animal entendía tela de fútbol.

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