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lunes, 25 de marzo de 2013

Cirugía para Blatodeos (1).

Felipe Buagrada Celtí era una autoridad mundial en lo suyo, aunque su niño no paraba de repetirle que, pese a que estaba muy orgulloso de que su papá fuera tan bueno en algo, habría preferido que fuera futbolista, aunque fuera de segunda división.

En efecto, -y desde un punto de vista estrictamente social- el doctor Buagrada era muy bueno en algo muy malo. Porque, las cosas como son, ¿quién admira a una autoridad en "entomología veterinaria"?

De entrada, aunque cada vez menos, uno tenía que empezar aclarando lo que era un "entomólogo".

-Vamos, que estudias bichos.

-Sí, bueno, yo prefiero llamarlos "intectos".

-Ah, ¿y cómo es te dio por eso y no por otros animales más interesantes?

-Los insectos son más interesantes de lo que normalmente se piensa, ¿sabes?

Si a Felipe Buagrada le hubieran dado una modena cada vez que había mantenido una conversación similar, se habría convertido en el hombre más rico del mundo. Pero, por otro lado, el hecho de que se metiera a entomólogo dejaba bien claro que el doctor Buagrada no buscaba sacar dinero de su actividad profesional.

Por fortuna, cuando aclaraba todo el bien que llegaba fruto de su investigación, su escéptico interlocutor a menudo cambiaba su punto de vista sobre la entomología, y hasta le admiraba un poquito.

-O sea, que ayudas a curar enfermedades producidas por los bichos.

-Más o menos.

-¡Jo, pues eso está muy bien!

En efecto, el doctor Buagrada era una eminencia en "entomología veterinaria", es decir, la relación de los insectos con las enfermedades de otros seres vivos.

Normalmente, se movía -como pez en el agua- en círculos académicos cerrados sólo aptos para iniciados, donde un profano no aguantaría más de cinco minutos sin morir de aburrimiento o sueño. Por eso le había llamado tantísimo la atención que hubieran reclamado su presencia, y con toda urgencia, en nombre de un poderosísimo empresario textil.

"Será que tiene alguna duda sobre las polillas", se dijó a sí mismo al montar en el cochazo que le conduciría a la misteriosa entrevista.

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