Algunas tardes, "Peralín" va a la parroquia a echar una mano en lo que se pueda. En realidad, es la excusa que necesita Don Cosme para invitarle a merendar. Lo haría aunque el crío no le ayudara, pero Peralín jamás aceptará nada que no sea suyo porque lo ha comprado o se lo ha ganado. Dice que eso sería robar.
-Padre, ¿ustedes los curas entienden siempre a Dios?
Preguntó "Peralín" entre galleta y galleta. ¡Y vaya pregunta!
-¿A qué te refieres?
-Pues que a veces pasan cosas en este mundo que uno no se explica la razón, y como Dios manda en todo, pues que uno no le ve el sentido...¿Y ustedes?
Un nuevo reto "made-in-Peralín". ¡A intentar salir otra vez del paso!
-Pues la verdad es que a nosotros también nos pasa eso, pero aprendemos a vivir con ello. Mira, es como cuando tenía tú edad y veía a los magos por la tele. Me fijaba con mucha atención en el truco, ponía todos mis sentidos y toda mi inteligencia, pero nunca adivinaba cómo lo hacía. ¡Y lo peor era cuando creía que le había pillado el truco y se demostraba al final que no! Entonces, un día, decidí que lo mejor darme por vencido, admitir que ese tipo era más listo que yoy limitarme a relajarme en el asiento y disfrutar de la magia. Pues con Dios hago un poco lo mismo. No intento pillarle los trucos, porque sé que jamás lo voy a conseguir. ¿Lo entiendes?
"Peralín" se limitó a asentir y mojar otra galleta muy pensativo. La masticó despacito y en silencio.
Don Cosme desconocía la razón de que "Peralín" le hubiera preguntado eso, y no quería saberla a menos que el niño se la contara motu proprio. Era la vida privada del chaval. Así pues, hizo lo único que podía hacer, y lo mejor.
"Pero no te preocupes, puede que este Mago te meta en una caja y -aparentemente- te sierre por la mitad, pero al final siempre te va a sacar de una pieza y entre aplausos del público".
"Peralín" asintió con una sonrisa.
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