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jueves, 9 de septiembre de 2010

Vocablos Fascinantes Cubiertos de Óxido: "Garañón".

Garañón: Hombre sexualmente muy potente.

Me apuesto con usted una merienda de pan con chocolate (nada más, por ser yo de recursos económicos limitados) a que mañana saca la cabeza en el semáforo y le chilla al del coche adyacente: "¡Pedazo de garañón!" y se lía una de escala, con un mínimo de 50 espectadores que pasaban por allí y probable intervención de la fuerza pública.

Cuando, sospecho, nada haría tan profundamente feliz a la inmensa mayoría de los señores y caballeros como ser un garañón de categoría.

Bueno...más que serlo, yo creo que lo que desearían es que se lo llamara una señora, señorita (o señor, que de todo hay y deber haber). De gratis, se entiende, que "garañear" cuando hay ayuntamiento carnal de peaje es lo más fácil del mundo.

Lo malo es que la palabra no acompaña al concepto, que para una señorita decir: "¡Pero que garañón eres!" con tono susurrado y erótico festivo sin que le entre la risa no debe ser fácil.

Sólo me resta invitarle a usar la palabra, que, aunque admito que no es muy guapa por fuera, tiene una belleza interior que bien merece recurrir a ella con cierta frecuencia.

(Si la ocasión así lo merece, claro está, que este tipo de cosas hay que ganárselas en el "campo del honor horizontal". Aunque, es de justicia, el ser garañón es como el Valor en la "Mili": a todo hombre -salvo que se demuestre con pruebas lo contrario- se le supone.).

Luis Miguel Dominguín. Una célebre anécdota le pinta como garañón (y muy fantasma).

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