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sábado, 18 de agosto de 2012

¡Fuego a Discreción, Don Álvaro! (2).

A Espinosa siempre le habia hecho gracia eso de que se encarne todo el orgullo de un país en un puñado de kilómetros cuadrados de tierra. Lo comprendía -e incluso lo apoyaba- cuando había recursos naturales o intereses estratégicos de por medio, pero no era el caso de las Islas Papagayo -demasiado pequeñas para ser consideradas como tales y absolutamente carentes de dichas aves-.

Y, no obstante, aquellos dos países llevaban desde su independendia de uñas a costa de un puñado de islotes en mitad del océano que no sumaban ni tres kilómetros cuadrados entre todos. Oficialmente, ambos estados las proclamaban como suyas, en la práctica, estaban deshabitadas, salvo por una pandilla de lagartos, toda una variedad de insectos y alguna que otra gaviota despistada.

Normalmente, los habitantes de ambos países no se preocupaban mucho del tema, bastante tenían con sus vidas diarias, pero, cuando convenía, los gobernantes y los medios de comunicación recordaban el asunto. Entonces, venían las bravuconadas, las amenazas y las reglamentarias maniobras navales en las inmediaciones de la zona por ambos bambos, pero con cuidado de que la sangre no llegara nunca al río.

Al fin y al cabo, ¿quién quería realmente morir por un puñado de tierra en mitad de ninguna parte?

Era el escenario ideal para la operación propagandística: uno de los dos países mete un barco de guerra en la zona, uno de los otros le conmina a que se largue, el primero se pone chulo, la cosa se calienta y una oportuna aeronave despega, le receta un "Tritón" al buque gallito y lo manda al fondo del mar. Al día siguiente, el incidente y el misil "Tritón" en las portadas de todo el mundo. Los clientes no tardarían en llegar.

Por supuesto, el plan tenía alguna que otra laguna, pero Espinosa confiaba en que -como de costumbre- los problemas no fueran nada que el dinero no pudiera solucionar.

De entrada, los oportunos sobres ya habían conseguido con altos representantes de la inteligencia de ambos países se reunieran con el propio Espinosa, Demy y Schwebe.

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