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viernes, 17 de agosto de 2012

¡Fuego a Discreción, Don Álvaro! (1)

Azarías Romera leyó lentamente el rótulo, marcando cada sonido con los lábios y en voz bajita, como si aquello fuera a invocar un mágico hechizo que le hiciera aprender inglés de repente.

Pero no, ni papa de lo que ponía.

-¡Qué, menudo pepino, ¿eh, señor Romera?!

-Sí, Palomero, lo malo es que el cartel tiene mucho vocabulario técnico y me pierdo un poco. Yo, el inglés lo leo y lo entiendo bastante bien, aunque hablarlo ya me cuesta un poco más. ¡Me tengo que poner sin falta!

-Pues yo le resumo: es el mísil aéreo antibuque "Tritón", capaz de alcanzar y hundir objetivos navales desde 50 millas de distancia.

-¡Ah!, y esto es lo que hemos venido a vender a esta feria, ¿verdad?

-Exactamente.

Azarías Romera era parte de la delegación que "Garborsa" había enviado al Salón Internacional de la Defensa de Munich, (más bien él se había acoplado). El objetivo de la expecidión era promocionar la última aventura del grupo empresarial, el susodicho proyectil, creado en colaboración con un empresa alemana y otra francesa.

-¿Y qué, hemos vendido muchos ya?

-¡Hombre, señor Romera, que no son pipas, esto lleva su tiempo!

Y tanto que lo llevaba. Un par de mísiles habían sido disparado con éxito desde un reactor contratado a una empresa privada -las imágenes se repetían una y otra vez en un monitor situado en el stand- pero...

"No está probado en combate real"

Esa era la pega, excusa y razón que le ponían todos los posibles compradores.

-Resumiendo, señores, que cinco países precisan de este tipo de armamento y han demostrado interés, pero todos son reticentes a adquirir un material que no ha sido disparado fuera de un marco experimental -concluyó Claude Demy, representante ejecutivo de la parte francesa.

-Exacto -replicó su homólogo alemán, Otto Schwebe.

-Pues entonces sólo hay una solución posible, -terció Espinosa-. Habrá que darle al cliente lo que nos pide.

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