La Placita (4).

Las cosas funcionan así: "tú me debes un favor, yo sé una cosa de tí, ¿recuerdas aquel lío del que te saqué?, ¡para qué están los amigos!"

Es el juego de "tú me tapas, yo te cubro". Una disciplina en la que Gerardo García Bracheta era un consumado maestro desde hacía tiempo. Es lo que tiene trabajar en un Ministerio: ver quién entra, saber con quién sale, preguntar cuando es preciso, callar si el silencio está bien cotizado...

Aunque el caso es que aquella vez le costó mucho, y no logró lo que realmente quería. Desde un principio tuvo claro que la instancia enemiga no iba a desaparecer, aunque eso habría sido lo ideal (hacer que unos papeles con justificante de entrega se esfumen es privilegio de subsecretario para arriba...), pero, al menos, esperaba poder conseguir copia de la documentación. Pero no, tuvo que conformarse con el nombre, señas y poca más información sobre la competencia.

-¡Joder, Artegasa, ¿sólo esto me traes?!

-¡Y no te quejes, que me he jugado el bigote bien jugado!

-¡Más te lo habrías jugado si tu mujer se llega a enterar de lo de chavalita aquella!

-¡Calla, calla, eso ni me lo nombres!

-En fin, algo es algo. ¿Cómo se llama el fulano?

-Camilo Moraleda García.

-Moraleda...

-Sí, y el informe psicológico se lo firma un tal doctor Prendes Cahibo.

-¡Joder, el mismo que me hizo el de mi Gerardín!

-Por lo que se ve, el gachó se dedica a eso...

-Moraleda...¿De qué me suena...? ¡No me jodas, no me jodas! ¡A que va a ser el psicólogo! ¡Qué cabrón por eso no me quería hacer el informe, para enchufar a alguien de su familia! ¡Y por eso la enfermera conoce al Prendes, porque son amiguetes!

-Toma, ¿quieres la señas?

-No, te las digo yo: calle Espadones Decimonónimos 3, 5º. Tiene la consulta en su casa.

-Exacto.

-¡Será hijo de la gran!