-Mire, señor García, ya le...
-¡García Bracheta, si no le importa!
-Bueno, pues señor García Bracheta, como ya le dije en la consulta anterior, eso que usted me pide es totalmente imposible...
-¡Pero es que ya le expliqué que preciso de un informe favorable de un psicólogo clínico como parte de la documentación a presentar! Tanto la legislación como la oportuna convocatoria son muy claros al respecto: Artículo 234-3, segundo párrafo, tercera línea: "para optar a la plaza a concurso, el aspirante deberá también aportar..."
-Sí, si me lo leyó entero el otro día. Ya sé que a usted le hace falta eso, pero es que después de realizar las pruebas a su hijo, mi diagnóstico es que es perfectamente normal...
-Pues yo me he estado informado por Internet -García Bracheta sacó unos folios que llevaba doblados en el bolsillo lateral de la americana- y en hasta tres páginas diferentes he encontrado toda una serie de rasgos que cláramente se corresponden con los de mi hijo, y que, según estas mismas páginas, son síntoma inequívoco de...
-Vamos a ver, señor García Bracheta, uno no se puede fiar de todo lo que lee por ahí...Aquí el profesional soy yo, y ya le digo que a su hijo no le pasa nada fuera de lo común.
-Escuche, doctor, voy a ser claro. Aquí mi Gerardito no sabe hacer ni la o con un canuto y mi deber como padre es asegurarle un futuro para el día que yo falte, y ese seguro es la plaza en la Diputación Provincial, así que vamos a dejarnos de chorradas, usted me dice cuánto hay que pagar por el papelito y tan amigos...
-Mire, señor García, voy a hacer como que no he oído esto último. Salga por esa puerta con su hijo y no vuelva más por favor.
-¡Muy bien, pues muchas gracias por nada! Espero que no tendrá la desfachatez de querer cobrarme por la consulta de hoy.
-No, no, invita la casa, mi querido caradura.
-¡Oiga, no le tolero...!
-¡Adiós!
-¡Vámonos, Gerardín! ¡Qué país, a cualquier tonto le hacen médico! -esto a voces saliendo del despacho.
-Psst...-la recepcionista le hizo un gesto a García Bracheta para que se acercara.
-¡Ni se piense por un segundo que le voy a abonar...!
-No, no es eso. Es que no he podido evitar oir lo que le decía al doctor y conozco yo a otro que igual le puede ayudar con lo suyo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario