El ilustre señor don Salvador Jesús Carmona Heredia asomó la cabeza discretamente por la puerta y llamó la atenció del secretario:
-Psst, maestro, ¿alguien de fuera?
-No, su señoría.
-Pues na, entonces no me pongo la parafernalia...Por cierto, te tengo dicho que no me llames así, maestro.
Y así hizo su entrada triunfal el titular del juzgado número uno (y único) de Gracia del Rey: con su chándal, sus zapatillas de andar por casa y sus calcetines blancos, todo ello de mercadillo.
"A mí me gusta impartir justicia cómodo", afirma el propio juez.
-Bueno, maestro. ¿Que hay pa' hoy?
-Pues una "riña tumultuaria" entre miembros de las familias García y Pérez el pasado jueves.
-Ya, los "s'abolla" y los "amostachaos" que se han vuelto a liar a guantazos a cuenta del dichoso pino carrasco.
-Exacto.
-¿Cuántas van ya este año?
-Doce, con esta.
-Ya veo que ninguno se ha presentado.
-No, han llamado para declararse todos culpables y que les pasemos por banco lo que sea, como de costumbre.
-En fin, pues ya sabes, la sentencia de costumbre también: multas de 100 por barba para los ganadores, y 200 para los perdedores.
-Con el debido respeto, ¿no ha pensado en tener en cuenta la reincidencia en el delito?
-Es que si tuviera eso en cuenta, maestro, a algunos les tenía que mandar a la sombra entre 20 y 40 años...E iba a dar igual, si meto en la cárcel a los padres y a los hijos, se nos pegan los nietos, y son todavía muy chavales para eso.
-Entonces, ¿no se puede hacer nada?
-Mira, maestro, si yo tuviera la solución para tanta podredumbre del Alma que tenemos en este país, me tenían que hacer presidente del gobierno. ¿Algo más?
-Nada.
-Pues ea, vámonos a tomar algo, maestro.
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