-Padre, ¿está usted seguro que esto es ortodoxo?
-No, me temo que no, doña Soledad. Pero nosotros somos católicos, no ortodoxos y recuerde que los caminos del Señor son insondables. Además, que tampoco ha salido tan caro.
Esa conversación tenían sacerdote y feligresa de camino al estadio municipal un domingo a primera hora, entre misa y misa.
El Graciarriero F.C. necesitaba un patrocinador, pero poca gente tenía algún interés en el pueblo en dar dinero a un equipo que, no es que tuviera problemas para poblar las gradas, es que tenía dificultades para encontrar once jugadores cada domingo.
Y entonces surgió Don Cosme. A la parroquia no le sobraba el dinero, pero tampoco tenían demasiados gastos, y, ¿por qué no?, la idea era original y por probar sólo se perdian un puñadito de billetes.
"VEN A MISA. PARROQUIA DE SAN JOSÉ DE GRACIA", eso rezaba en las camisetas del equipo a partir de ese domingo, y Don Cosme y Doña Soledad había acudido a hacer el saque de honor y, de paso, fotografiarse con los chicos. Son prerrogativas del que pone la pasta.
Iván, entrenador, jugador, alcalde, salió a recibirles.
-¡Padre, señora, bienvenidos!
-Hola, hijo. ¿Cómo se presenta el partido?
-Pues tenemos un problemilla.
-¡No!
-Sí.
-En fin...Ya me temía yo esto ¿De qué esta vez?
-Pues, usted, de medio centro, como siempre, que ya tiene experiencia...Y, doña Soledad, pues de extremo, en la banda que ella quiera.
-Ya...Bueno, hija, ¿con qué pie la pegas mejor?
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