Buscar en Mundo Jackson

jueves, 23 de febrero de 2012

Fuera de Concurso.

De cuando en vez hay quien me pregunta por qué no me presento a algún concurso de preguntas y respuestas de esos que dan por la tele.

Pues porque no.

Porque me parece triste lo de exhibir los pocos conocimientos generales que uno tiene a cambio de unas monedas, aunque seas muchas.

Porque Hacienda se lleva un buen pellizco de mis monedas (aunque -en mi candor- espero que lo destinen a Educación).

Porque no sabría qué ponerme.

Porque no sabría qué cara poner cuándo me presentaran (¿serio?, ¿sonrió a camara?, ¿saludo con la manita como un imbécil?...) y porque tampoco sabría cómo reaccionar cuando el público aplaudiera (¿devuelvo el aplauso?, ¿hago como si estuviera acostumbrado a las ovaciones?, ¿chillo como un poseso: "¡vaaamos!"? o ¿saludo otra vez con la manita como otro imbécil?...)

Porque seguro que me preguntarían de lo que no tengo ni idea.


Porque me tocaría aguantar al presentador de este tipo de programas, con su mezcla de humorística jovialidad (y habría que reirle las gracias) y aire de superioridad al darte la respuesta correcta, como si él se la supiera de antes, como si no la hubiera leído en la tarjeta.

Porque seguro que me preguntan algo que, en teoría, debería saber pero no sé, con lo que ya tenemos al presentador al ataque: "Me sorprende que no te sepas ésta...Debe ser que ese día no fuiste a clase".

Porque no me supe la anterior por los condenados nervios.

Porque seguro que me tocaba como contrincarte un repeinado mozalbete de provincias con gafas, licenciado en Derecho e Historia del Arte, y que está preparando oposiciones.

Porque el repeinado mozalbete me acabaría ganando y llevándose una pasta gansa, y yo no me iría a casa con las manos vacías, sino con el juego oficial del programa del que me haría entrega nuestra azafata Inga, y este cariñoso aplauso del público.

Porque me pondría colorado cuando Inga me hiciera entrega del dichoso jueguecito, y porque seguiría sin saber si saludar al público o seguir con la cara de gilipollas que se me ha quedado.

Porque no, que es lo que se dice cuando se tienen mil razones, aunque puede que ninguna convincente.

No hay comentarios: