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domingo, 19 de febrero de 2012

Deme Algo, Don Álvaro (4).

A la "división musical", de acordeones y flautas, se acababa de sumar la "división dramática", que también estaba dando buenos resultados: reclutas de permiso a los que les faltan diez centimos para el billete para volver al cuartel, motoristas que necesitan cincuenta céntimos para gasolina, y las eternas "madres coraje" a las que les han robado el bolso y no tiene para comprarle leche a sus bebés.

Entusiasmado, en una reunión "El Caucásico" dejó caer que el también controlaba a carteristas, pero Espinosa cortó aquello de raíz. "Garborsa" no estaba interesada en colaborar en actividades delictivas; al menos, de momento; al menos, no a tan pequeña escala.

Por lo demás, los beneficios seguían siendo importantes, incluso descontando la comisión que se llevaba el Ayuntamiento con la concejala a la cabeza por decir que: "hacemos todo lo que podemos para combatira la mendicidad" y no hacer absolutamente nada.

-Sí, si, será mejor dejar descansar la zona B15, que han bajado los ingresos. Un par de semanas de barbecho, y volvemos poco a poco...Y con los "trabajadores" de esa zona vamos a potenciar la A33, que han abierto un par de supermercados, y es barrio de mucha ancianita de posibles.

Espinosa pasaba un par de horas al día delante del gran mapa de control. El secreto de que el negocio fuera tan bien, y garantizar que el grifo no se cerrara, era el seguimiento diario y detallado de ese mapa, y la toma de decisiones correctas.

Un mapa muy similar, pero más pequeño y con menos detalle, era el que tenía Javier Boaldeza en su mesa de trabajo. Este joven periodista en paro con aspiraciones de luchador por causas perdidas había dedicado los últimos meses a hacer un seguimiento de la mendicidad en su barrio y los colindantes, y había llegado a algunas curiosas conclusiones. La primera, y más importante, era que la disposición y el comportamiento de los mendigos no parecía casual, sino sujeta a una estudiada planificación estratégica.

Aunque un periodista esté en paro, el instinto le sigue funcionando.

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