Los Números son Fríos (Pero No tanto como las Ejecuciones).

Igual la efeméride llega a los medios, pero a mí no me va a hacer falta que me lo recuerden (si ha echado un vistazo al blog, se dará cuenta de lo muy alérgico que soy a eso de que se mate por mandato judicial). El caso es que el próximo 17 de enero hará 35 años del día en que Estados Unidos reanudó las ejecuciones (en concreto, fueron los hijos de Utah. Aunque, en honor a la verdad, el reo -Gary Gilmore- había renunciado a apelar la sentencia).

"Deslumbrados" por la tan engrasada maquinaria de Texas (477 ejecuciones entre 1982 y 2011), pocos prestan atención al actual medallista de bronce de está tétrica liga de la muerte legal norteamericana: Oklahoma (96 ejecuciones entre la reanudación de 1990 y el final de 2011).

Pero resulta que ahora entra la estadística en juego: Texas tiene unos 25 millones de habitantes, mientras que su vecino del norte no llega ni a 4...En concreto, unos 3,7. Redondeando (bastante), una décima parte que España.

Conclusión numérico-preocupante: si España fuera Oklahoma, desde 1990 habríamos dando matarile por lo judicial a unas 960 personas.

Y, lo que es peor, en China hay más de 1.300 millones de personas, por lo que si en China fueran como en Oklahoma, desde 1990 se habría ejecutado a casi 34.000 personas.

¿Por qué escribo "se habría ejecutado"? Aunque el número de ejecuciones en ese país es secreto de estado, organizaciones como Amnesty International afirman que, como mínimo, rondan los dos millares por año.

Para rematar esta antología de la infamia servida en bandeja matemática, Irán ejecutó a 180 seres humanos en 2010. La población es de unos 75 millones. Más o menos la mitad que en España.

¿Usted se imagina 90 ejecuciones anuales en España, casi dos por semana?

Yo, no. Ni una tampoco.

La Pena de Muerte nos convierte a todos en asesinos.