El "Sobrao", todos conocemos a uno, a dos (y puede que hasta a tres).
Son absolutamente perfectos, y les gusta que se sepa, y les encanta que se note, y se encargan de ello.
Porque son más listos que nadie, y por una generosidad nacida sin duda de su propia perfección, comparten con el resto de los mortales sus constantes ejercicios de inteligencia aplicada (aunque, como los buenos magos, nunca te terminan de desvelar el truco):
"Todo el mundo va por la autopista hasta el final, pero yo me salgo por un sitio que me sé y cojo la antigua provincial, que se tarda prácticamente lo mismo y te ahorras 10 euros de peaje".
"Esta compañía no te cambia el móvil si no te haces de contrato, pero yo me leí la letra pequeña del anuncio y resulta que hay un fallo del que no se han dado cuenta y yo sí, así que les llamé, y aquí me tienes con mi juguetito nuevo y sin hacer contrato".
"Esa asignatura normalmente se saca en dos o tres años, pero yo conseguí unos apuntes muy buenos que nadie tiene, y a la primera..."
No sé a usted, pero a mí tanto despliegue de autoestima desbocada me repatean bien repateado.
(Igual me lo debería hacer mirar).
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