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viernes, 20 de agosto de 2010

Los Casos de Woodchat Shrike: Un Honrado Amigo (6).

"De vuelta a mi casa, me puse a echar un vistazo a los cuadernos de Horace Adria. Después de todo, el mismo me había concedido permiso. A mí, y a toda la Humanidad.

No sé mucho de Literatura, prácticamente nada, por lo que no me extrañó que toda aquella poesía me resultara tan carente de sentido y compleja de leer: palabras que no entendía, frases demasiado largas...Y ninguna pista que me pudiera interesar. O, al menos, que pudiera comprender.

No obstante, el esfuerzo no fue en vano. En mitad de una de las libretas había un pedazo de papel doblado, escrito al fin en el idioma que me enseñaron en la escuela. Se trataba de una carta de despedida dirigida a su familia y a la de su víctima, William Bright.

Sin embargo, lejos de deshacer la maraña, la enredaba todavía más. Ahora ya sí que estaba completamente convencido de que la voluntad de Adria no fue que se quemaran esas libretas, pero en la carta afirmaba que su intención jamás fue matar a Bright, que todo había sido un grandísimo error, y que estaba profundamente avergonzado y arrepentido. Tan grande era la vergüenza que sentía, que había sido incapaz de expresarla de viva voz en vida, y sólo se atrevía a hacerlo después de morir.

Afirmar que no era tu intención matar a alguien a quien le pusiste veneno en el té, algo que él mismo había reconocido en el juicio, podría parecer la expresión máxima de cara dura.

Pero, por dictado de la experiencia, no me precipité en mis conclusiones, y sí telefoneé David Dogan. Sin duda, él me podría poner en contacto con las familias de Adriá y Bright. Tenían que leer aquella carta de inmediato".

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