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viernes, 13 de agosto de 2010

La Pereza de Lucro (Ese Enemigo de la Economía).

Imagine que es usted dependiente de librería ajena. Imagine que se le presenta un individuo con la intención de adquirir un libro expuesto en el escaparate, cuyo importe es más bien discreto. Imagine que para acceder a dicho libro tiene que mover un pesado mueble situado detrás del escaparate. ¿Qué haría usted?

No hace falta que imagine más, la cruda realidad es que el dependiente dijo -me dijo-, que el libro estaba defectuoso y que no me lo podía vender. A la salida de la tienda, perplejo y decepcionado contemplé a mi presa fallida, perfectamente envuelta en plástico transparente. De cómo ese tipo sabía que un libro sellado estaba defectuoso, ni idea. De por qué tener un producto que no podían vender en el escaparate, menos idea todavía.

Por fortuna, conocía a un buen cliente de la tienda, y para él sí movieron mueble.

Moraleja, cuando la comisión es mísera o inexistente, el trabajador no se deja la piel. Pero sospecho que estos pequeños detalles, esas "compras interruptus" por pasotismo puro del empleado, hacen cierto daño a la Economía.

¿Exagero? Le aseguro que fue la falta de entusiasmo de los dependientes de cierta librería madrileña de importación lo que me impulsó a empezar a comprar los libros (de aviones) directamente por Internet hace siete años.

Raro es el mes que no me caen uno o dos. Saque usted la cuenta de lo que un negocio puede perder a causa de la apática antipatía de su personal.

Sí le.

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