Buscar en Mundo Jackson

viernes, 8 de enero de 2010

Máquinas de Tragar (¡Qué Perras!)

El título de hoy me ha salido picarón semiesquina a grosero, juego de palabras de ración incluido.

Máquinas tragaperras: no hay bar de España que no tenga una de ellas, al igual que no hay español que no haya probado suerte (algunos, sólo la vuelta del café, otros, en cambio, se pegan sesiones de varias horas).

Me gustaban más las de antes, antes. Esas de Recreativos Franco (5.000 pelas de "especial" con los pajaritos de banda sonora original), con sus cerezas, sus sandías y ese logotipo tan raro, pero tan codiciado. Esas sencillitas que todo el mundo entendía, porque lo único que había que hacer era darle al botón rojo (eso sí, leñazos plenos de virilidad), o, como mucho, jugar los "avances".

A las de ahora jamás me atrevería a jugar, tan grandes, con tantas pantallas, tantas luces, y tantos botones. Me falta valor, sí, para arriesgarme a meter un euro (o lo que cueste) y que eso empiece a pitar y a emitir exóticos destellos, y que el camarero me chille alarmado: "¡Chaval, pulsa ruleta o pierdes el bonus!" y yo no saber a qué ruleta se refiere o qué es eso del bonus.

Ahora que caigo, las maquinas tragaperra sólo me parecieron divertidas cuando era ilegal que yo jugase a ellas. Fue cumplir los 18 y perderse el hechizo.

Yo es que, le confieso, siempre he sido más bien poco jugador. Debe ser "ludoapatía".

No hay comentarios: