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martes, 22 de diciembre de 2009

Historias Imaginarias de un Colegio que Jamás Existió: La Expulsión de Rosales.

-Hermano Valerio, ¿tiene un segundo?

El curtido religioso apartó los lentes de su lectura de inmediato, impulsado por el resorte del cariño. Él siempre tenía un segundo para Rosales. Y un minuto también.

-Dime, hijo.

-Pues mire, supongo que ya sabrá que el otro día me expulsaron con el equipo de fuera del cole.

Sí, Gonzalo Rosales juega al fútbol "del de verdad", aparte de ser la estrella del combinado escolar de fútbol-sala. Y bien orgulloso que está el Hermano Valerio de ello.

-Algo he oído. ¡Por protestar, Rosales! ¡Con lo templado que tú eres!

-Se me fue un poco el coco...la cabeza, Hermano...Pues resulta que me he enterado de que el árbitro del partido era sacerdote, y me preguntaba si usted podría hablar con él, para que les diga a los del Comité de Competición que me aplacen la sanción...¡Que el próximo partido es contra el Madrid!

-Pero todavía no me has explicado lo de las protestas.

-Pues la primera fue por quejarme de que su portero no hacía más que perder tiempo.

-Ese castigo es acorde a reglamento, y bien lo sabes.

-Sí, pero la segunda fue porque le dije que el 4 de ellos no hacía más que darme cera y no lo había amonestado, y yo tenía amarilla sin haber hecho ni una sola falta. ¡Vale que lo hice a gritos, pero el condenado 4 me llenó de cardenales y se fue de rositas! Sinceramente, que se castigue por tonterías y se haga la vista gorda con lo gordo, me sacó de mis casillas. ¡Menuda manera tan estúpida de interpretar el reglamento!

-Bueno, Rosales, tú dime cómo localizar a ese sacerdote colegiado y a ver qué puedo hacer...

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