Buscar en Mundo Jackson

martes, 10 de marzo de 2009

Justificaciones Injustificables (e Injustificadas).

¿Por qué razón nos pasamos la vida dando explicaciones a gente que ni las precisa ni nos la pide?

Ejemplo típico: Levantarse de la mesa y decir "voy al baño". ¿Acaso le importa al resto de comensales? ¿Es tal vez que nos creemos tan absolutamente encantadores que consideramos un deber moral garantizar a la mesa que nuestra ausencia será breve? ¿O quizás queremos sugerir que no se preocupen, que no nos vamos a marcar un "simpa"? Aunque peor es el "ahora vengo". Se supone que irás a algún sitio y en algún momento volverás, claro. Miré, ya puestos, tiremos por las bravas y detonemos un: "¡La madre que parió al cabrales! ¡Me voy pintando, que me lo hago, señores!"

También tenemos la versión oficinista. Ese levantarse y confesar al resto de congéneres chupatintas: "voy a hacer unas fotocopias". El 90% ni te ha oído, y los que sí, como mucho, emitirán un extraño sonido de oscuro significado.

No conviene olvidarse de la justificación de la torpeza o el infortunio ante completos desconocidos. Ese motorista tirado que afirma en voz convenientemente alta "¡esto es del jodío delco!", cada vez que un comando de urbanitas cruza por el semáforo, o el siempre entrañable señor que se te sienta al lado en el autobús y va detallando todas sus peripecias con el móvil ("¡Si es que no tengo cobertura! ¡Dichoso Vodafone!")

"¿Me puedes poner sopa? Es que judías ya comí ayer". Oportuna aclaración. De no haberla hecho, igual te habrían denunciado a la policía.

No hay comentarios: