Buscar en Mundo Jackson

lunes, 23 de febrero de 2009

Ojear contra Leer. (Los que han estado en muchos libros, pero sólo de paso).

Todo el mundo sabe que oír no es escuchar, o que tampoco mirar significa ver. Pero no se olvide de que hay una distinción similar entre ojear y leer.

Porque mucha gente presume de haberse leído libros que sólo ha ojeado. ¿Cree usted realmente que un profesor de literatura de secundaria puede afirmar, presa de un ataque agudo de ufanía, que "todos mis alumnos han leído 'El Quijote'"? Para el carro, Pinocho. Los más aplicados y responsables sin duda habrán recorrido la dura travesía de las palabras (el resto, te copió el trabajo de internet), pero de eso a enterarse de lo que pone -o sea, leer- va un trecho.

Pero no nos cebemos con los pobres adolescentes, que son legión y centuria los adultos que, tras pasar página con el reglamentario chupeteo dactilar, posan sus ojos como mariposillas curiosas en todas y cada una de las letras, para, terminado el párrafo, preguntarse alarmados: "¿Qué leche habrá querido decir este tío?"

En resumen, bastante señor mío, que menos ojear y más leer. Y si no puede con un libro, no se martirice, bátase en ignorante retirada y devuélvalo a la estantería, (como tantas veces yo hice y haré).

"'Sé que la senda de la virtud es muy estrecha, y el camino del vicio, ancho y espacioso; y sé que sus fines y paraderos son diferentes, porque el del vicio, dilatado y espacioso, acaba en muerte, y el de la virtud, angosto y trabajoso, acaba en vida, y no en vida que se acaba, sino en la que no tendrá fin.' ¡Carajo, qué lío, tú!"

No hay comentarios: