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sábado, 29 de noviembre de 2008

30 Historias para 30 Derechos: Artículo 20.

"1. Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas.

2. Nadie podrá ser obligado a pertenecer a una asociación".

El pelirrojo de poco peló comprobó una vez más que tenía las entradas, y las devolvió a la seguridad del bolsillo interior de su cartera con el mimo que tal tesoro merecía. Colocó sus brazos estratégicamente cruzados sobre el pecho y miró con sospecha a todo el vagón. En el metro de Madrid, nunca se sabe.

-How many stations left?

-Just another couple.

Un estudiante de inglés se giró atraído por las voces distintivamente americanas. El panorama le provocó un suspiro de desolación resignada: Tres guiris disfrazados hasta los dientes de madridistas. Sin duda, unos turistas bobos y ricos para los que el partido del año no era más que una atracción turística más. Seguro que había soltado una pasta en la reventa sólo para saciar su curiosidad. Lo misma no aguantaban ni hasta el descanso. ¡Qué desperdicio de localidades!

Se equivocaba. Los tres forasteros eran la Peña Madridista "Manolo Velázquez", de Dale (Alabama), en pleno. De izquierda a derecha, según iban sentados, Mr. William E. Collins, fundador y presidente; Mr. Calvin D. Peters, co-fundador y vicepresidente, y Mr. Alvin Z. Peters, tesorero e hijo del anterior.

Para William y Calvin, no era su primera visita a Madrid. Los dos paisanos habían coincidido en la base de Torrejón a principios de los años 70. Por esas casualidades de la vida, un sargento español les había regalado unas entradas para ir al Santiago Bernabéu. Sin nada mejor que hacer, se acercaron aquel de domingo a ver de qué iba eso del fútbol a la europea. Fue un amor a primera vista que no terminó cuando los dos muchachos retornaron a su hogar.

Desde entonces, habían sido 30 años de hacer mil y una piruetas para ver los partidos o, al menos, enterarse del resultado; 30 años de ahorrar y ahorrar para permitirse el lujo de cruzar el charco de lustro en lustro para poder ver un choque en directo; 30 años de pasión exótica e incomprendida entre sus vecinos enganchados a los bates de béisbol y el fútbol de balón ovalado.

Al día siguiente, uno de esos periodistas televisivos del máster, la gomina y el presunto sentido del humor se burló abiertamente de las imágenes de tres norteamericanos cantando a pleno pulmón el único gol del partido (obviamente, obra de Raúl). ¡Una pena que tantos entendidos en fútbol sean unos ignorantes del fútbol! Si hubiera tenido la más mínima idea, se habría dado cuenta de que nadie en todo el Bernabéu celebraba con más pasión y alegría el tanto de la victoria.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hey dani que tal te va profe he visto tu perfil, veo que sigues teniendo el mismo humor de cuando nos contabas historias como la del estudiente que pidio boyos y cerveza en una universidad de por hay, si de esas en las que hablan ingles.

saludos sardinero