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miércoles, 30 de enero de 2008

El principio de la ostra.

Creo que a George Lucas se le olvidó rematar "la Saga de las Galaxias". En la última entrega, cuando todos celebran que por fin han llegado la paz y el equilibrio a todo el universo, algún personaje debería haber dicho: "Bueno, ahora sólo falta que ETA deje de matar". A menudo tengo esa tan triste sensación, la de que jamás se va a resolver, la de que llegará el año 3.000 y seguiremos con lo mismo.

Yo no tengo la solución...¡ojalá!, pero hoy me he fijado en un póster de una clase que "ostra" se dice igual en las cuatro lenguas oficiales de España. Es un principio. Al menos en algo nos hemos podido poner de acuerdo todos. En cómo llamar a diversos moluscos bivalvos marinos con concha de valvas desiguales,ásperas,de color pardo verdoso por fuera,lisas,blancas y algo anacaradas por dentro,que se adhiere a las rocas (y que son muy caros y, dicen, motivan para lo erótico-festivo).

Supongo que alguno habrá que, si lee esto, de inmediato y presa de la indignación, se lance a la investigación filológico-bastarda. Con toda seguridad, llegará a la documentadísima conclusión de que realmente se decía: "matxeka", "ostranet" u "ostraeña" y que lo de "ostra" es un imposición fascista-imperialista del Estado represor y bla, bla, bla...

Pero yo no he escrito esto para los "talibakoas", los "talibanets" o los "talibaiños" (o los "talibanuños" de Castilla), sino para gente como yo, que respeta la diferencia y aprecia la variedad. Gente dispuesta a saludar "buenas tardes" en Madrid, "bona tarda" en Barcelona, "boa tarde" en Coruña o "Arratsalde on" en Bilbao. Y que no por ello se siente humillada o pierde su identidad. Gente, en suma, que sólo quiere vivir juntos y en paz.

Aburrido como una ostra estoy. De todos los que hacen de echar leña al fuego del odio y el rencor una lucrativa salida profesional.

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