La señorita Camila se frotó las manos nerviosa. La reina debería haber llegado hacía tres minutos exactamente. ¿Dónde estaba? ¡Con lo formal y lo seria que es siempre esa gente!
-¿Seguro que has confirmado con Casa Real que la presencia de Su Majestad está confirmada?
La señorita Camila era muy instruida, muy leida y tenía dos carreras de Letras, pero cuando se ponía nerviosa, simpre le daba por las redundancias.
-¡Que sí, hija, que sí!
-Bueno, bueno...Y la víctima de los campos de concentración nazis ya ha llegado, ¿verdad?
-¡Pero si tú misma le has dado la bienvenida!
-Ya, ya....Es cierto. Debería de haber aprendido a decir "hola" en hebreo para haberla saludado en condiciones.
-Te iba a haber dado igual, no te iba a haber entendido.
-¿Cómo es eso?
-No habla hebreo. Es de Munich.
-Ah, entiendo, judio-alemana. ¡Qué pena que perdiera el idioma de sus antepasados!
-No es judia.
-¿Cómo que no es judía? ¿Pero no dices que estuvo en un campo de concetración?
-Sí, pero la metieron por opción sexual. Vamos, por lesbiana.
-¿Qué?
-Que Elsa fue perseguida por los nazis por ser lesbiana.
-¿Qué dices. que dentro de unos minutos inauguramos un monumento a las victimas del Holocausto, con la presencia Su Majestad la Reina, y todo lo que le puedo ofrecer es una vieja lesbiana de mierda en silla de ruedas?
-¡Pero Elsa ella es tan víctima como cualquier otra persona! ¿Sabes lo que le hacían en ese sitio?
-¡Ni lo sé ni me importa, no soy una morbosa!
-¡Mira, por ahí viene el coche con los motoristas!
-¡Y yo sin un triste judio que presentarle a Su Majestad! ¡Cuando termine esto me vas a oir, vaya que sí!...¡Señora, qué gran honor tenerla con nosotros!
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