-¿La tata Virtuditas junto al tito Manolo? ¡Tú estás loca, cariño! ¿No te acuerdas de la que montaron en la Comunión de Alfredín?
-Pero fue hace diez años ya..Y desde entonces no ha habido problemas entre ellos.
-¡Precisamente porque siempre ponemos especial cuidado en separarlos!
-Ya...Puff...Podríamos poner a la Tata delante de tu cuñado Alex.
-Sí, supongo que sí, pero que no le saque el tema del mechero de la herencia del yayo Tomás.
-Estaré pendiente.
-Muy pendiente.
-Descuida.
-Entonces, ¿ya está?
-Sí, creo que sí. La mesa de la gran cena familiar de Nochebuena con los sitios perfectamente situados para que nadie discuta con nadie.
-¿Cuánto hemos tardado este año?
-¡Casi una hora!
-Esto va de mal en peor.
-Sí, cada año más complicado: esta gente no olvida sus antiguas pendencias, y cada Navidad hay alguna nueva.
-Y lo peor del tema es que son todas por tonterías.
-¡Qué bella la famila unida!...Te suena el móvil.
-Sí, disculpa....¡Hombre, Isidrín! ¿Cómo vas?....¿Qué?....¿Que, que por fin viene tu madre?...Ya...No, no, ningún problema...¡Una alegría, hombre!...Sí...Bueno, hasta la cena....Un abrazo.
-Me lo temía.
-La tita Dorotea.
-Sabes lo que significa eso, ¿verdad?
-Isidrín ya no puede estar al lado de Chus, porque la tita Dorotea empezará a pinchar con lo del alquiler del apartamento en La Manga hace doce veranos, y entonces sí que se lía gorda.
-En fin, rompamos este plano y hagámonos un café.
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