Manolo, con cascos y bigote, hizo un gesto de que todo estaba correcto desde el otro lado del cristal. La locución para el anuncio del nuevo papel higiénico Flashsoft -ahora todavía más suave- estaba lista.
-El lunes más, Manolo- dijo Braulio al micrófono mientras se quitaba sus cascos y se encaminaba a la puerta de la pecera.
-Vente temprano, que hay que terminar lo de muebles Heredia.
-Descuida, siempre será más agradable que hacer anuncios de papel del culo. ¡Joder, papel del culo! Sabes, cuando estaba en la escuela de locución siempre me preguntaba quién leches haría estos trabajos de mierda. Y la respuesta era "yo".
-No te quejes, gruñón, que no te pagan mal.
-Preferiría ganar menos dinero haciendo doblajes de películas o de locutor de radio.
-¡Eso está muy difícil, hay mucha mafia!
-¡Qué me vas a contar, Manolo!
-Bueno, al menos lo intentaste.
-Ya, pero no lo suficiente...Antes le echaba la culpa a la mala suerte, a un Destino cruzado, pero él culpable fui yo, que no pude o no supe hacer las cosas.
-¡No le des más vueltas, coño! Sigues en la emisora vecinal esa, ¿verdad?
-Sí, antes escuchaban mi programa mi señora y el chaval, pero ya ni eso.
-¡Pero tú te lo pasas bien, y es de lo que se trata!
-Sí, de malcumplir a medias nuestros sueños en los ratos libres. ¡Como tantos!
-¡Anda, vete, que el lunes será otro día!
-No, será el mismo lunes de siempre. Todos los viernes me voy de este estudio pensando -jurándome- que el lunes cambiaré mi vida, pero llega el viernes y todo sigue igual.
-¡Recuérdame que no te dé más trabajos de papel del culo, macho!
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