Gómez Adriaga cerró la carpeta y asintió con una sonrisa.
-Aprendes deprisa, Sanzgorri.
-Llevo cuarenta años aprendiendo.
"Operación Dulcinea", así había bautizado Sanzgorri al primer proyecto de las recién creadas "Gestoras del Auxilio Obrero Internacional". La idea era recoger libros en buen estado y enviarlos a escuelas de regiones desfavorecidas de Hispanoamérica -principalmente habitadas por poblaciones indígenas- para que las niñas los leyeran.
Todo estaba calculado hasta el más mínimo detalle: voluntarios recorrerían casas y colegios recogiendo los libros y los empaquetarían. Del transporte se haría cargo un avión militar -Gómez Adriaga llevaría la gestión con el Departamento de Comunicación del Ministerio de Defensa- y la distribución sobre el terreno la harían un grupo de voluntarios que volarían en el propio avión de transporte y se alojarían en colegios-barracón de la zona. Los desplazamientos internos y el billete de vuelta se lo tendrían que costear ellos, aunque ya estaba prevista la venta de "bonos de ayuda obrera solidaria".
-La zona donde está prevista la distribucción tiene una playas estupendas, así que no habrá problemas para encontrar voluntarios. ¡No hay una manera más barata de pasarse dos semanas en el Caribe!
Los gastos de Sanzgorri, como "coordinador de proyecto", saldrían del dinero de la subvención, por supuesto. Y también saldría de ahí su primer año de sueldo como "director general de las GAOI".
-Entonces, ¿lo ves fácil?
-Considéralo hecho: cultura para niñas de una minoría étnica en una región en la prehistoria económica....¡Nos lo dan seguro!
-Dudé si también incluir a los varones dentro de los beneficiarios.
-¡Ni se te ocurra, que las de siempre se te echan encima! "El varón tiene un acceso a la cultura que de siempre se niega a la niña y la mujer".
-O sea, que los niños sí leen en esa zona.
-No, los niños tampoco leen una mierda. Pero tendrían acceso si quisieran, y eso es lo que cuenta.
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