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miércoles, 15 de agosto de 2012

Vocablos Fascinantes Cubiertos de Óxido: "Requebrar y Similares".

Requebrar: Lisonjear a una mujer alabando sus atractivos.

El requiebro lisonjero, el piropo de toda la vida si usted así lo prefiere, es una especie en vías de dolorosa extinción, o, mejor dicho, de transformación de cisne a patito feo.

Sin duda, de cuando en vez uno sigue escuchando a caballeros -principalmente, aunque no exclusivamente, del andamio- que le tributan unas palabras de alabanza a una señorita al pasar. El problema es que se están perdiendo las formas.

De entrada, el piropo, requiebro o lisonja solía ser una fina y elegante insinuación. Lamentablemente, ahora se ha transformado en directo, grosero y explícito.

Normal, por tanto, que la respuesta de la señorita, que solía ser de tímida sonrisa y rubor, se haya transformado en el tan feo: "¡Tu madre, gilipollas!" que se suele escuchar.

También se están perdiendo las formas en el sentido más estricto de la palabra: el piropeador ya no se detiene, ya no echa un "pie pa'lante" cual torero que carga la suerte, ya no inclina levemente el torso, ya no extiende un poco sus brazos con las palmas bien abiertas.

Ahora se limita a pasar descarada revista a rostro, busto y gluteos, y dictar su chabacana sentencia:

-¡Tía buena, te vi'a'comé hasta la goma del tanga!

-¡Tú madre, gilipollas!

(Ya le advertí antes de que esto pasaría).



Moraleja: Requiebre, señor mío, pero con estilo y a la antigua. Y si no se le ocurre nada bonito que decirle a la señorita de turno, mejor se calla la boca, que estará usted mucho más guapo (y eso, con damas delante, siempre interesa). 



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