"¡Es tan bueno que no hay manera de echarlo a perder!"
Era el comentario más oído en la grada mientras Barrial y "Puyazo" hacían su recorrido triunfal de vuelta de la pista. Barrial estaba saboreando cada segundo de la ovación de gala -primera y seguramente única de su carrera-, por mucho que algunos elementos con muy baba le chillaran: "¡Es para el caballo, no para tí, chalado!" Le daba igual, era el jockey ganador, y punto.
El abrazo que se dieron jinete y propietario en el paddock fue de antología.
-¡Jefe, no estaba tan emocionado ni cuando nació mi hija!
-¡Que no te oiga tu mujer, macho!
-¡Ja, ja, ja...Me alegro más por usted que por mí, de verdad, es usted un tío grande!
-¡Tú si que eres grande, coño!
Sonia esperó a que terminara la emotiva escena para iniciar la entrevista que más le iba a repatear de su vida. Para colmo, esa noche le tocaba salir a cenar con el nene. Un trato es un trato: Barrial monta a "Puyazo", yo te doy una cita.
-¡Señor Sanz-Olavide, enhorabuena por una grandísima victoria!
-Muchas gracias, Sonia.
-Victoria tambíén muy inesperada, por lo menos por los apostantes.
-¡Las cosas más bonitas de esta vida también suelen ser las más inesperadas...Es como el amor verdadero, que llega donde y cuando menos te lo esperas, ¿no te parece?!
¿De qué iba ese gilipollas?
-¡Je, je, je...! Bueno, volviendo a la carrera, ¿qué le ha parecido la monta de Anselmo Barrial?
A una decena de metros de allí, los señores de Cullerel no estaban para bromas, en especial él. Perder es duro, perder de ese modo es devastador.
-¡Bueno, Manolo, cuanto mejor sea el caballo, mejor para! ¡Al fin y al cabo va a ser tuyo en unos meses!
No hay comentarios:
Publicar un comentario