Buscar en Mundo Jackson

domingo, 25 de marzo de 2012

Gracia del Río (Un Pueblo con Poco de Ambas): La Conferencia de Chinchón.

Iván no era en absoluto dado a la bebidas alcohólicas, y mucha menos de alta graduación, ¡para qué hablar del chinchón! Pero chinchón para todos se había pedido, y, toda fuera por la paz, chinchón iban todos a tomar, Iván incluido.

Sentados a la mesa del bar, aparte del alcalde ya mencionado, estaban don Cosme (por darle un empaque religioso al tema), el cabo Requejo (por si las moscas) y los patriarcas de las dos familias enfrentadas desde tiempos inmemoriales en Gracia del Río: Los "S'abolla" (García) y los "Amostachaos" (Pérez).

Como usted ya se habrá figurado, el objetivo de la reunión era intentar solucionar (de una maldita vez) el asunto del pino carrasco situado exactamente en la linde que separa las tierras de ambas familias y que las dos llevan generaciones disputándose.

La conferencia, iniciativa conjunta de alcalde y párroco, no habia sido fácil de convocar, siendo necesario recurrir al viejo truco de manipulación psicológica hispana de: "dice el otro que no eres lo bastante hombre como para ir".

Tomó la palabra Iván.

-En fin, señores. Ya saben ustedes para qué estamos aquí. Don Cosme y yo les queremo proponer un plan que se nos ha ocurrido y que, esperemos, puede solucionar ese litigio que tiene a sus dos familias enfrentadas...¿Continúa usted, padre?

-Sí...Mirad, es muy sencillito y muy justo: cortamos el pino, vendemos la madera y se le da a cada familia la mitad de lo que saquemos.

El "S'abolla" rechupeteó su añejo puro de ración y, mirando fijamente a párroco y edil, masculló:

-¡Le toca usted una hoja al pino, y le juro por lo más sagrado que le mato, por mucha sotana que lleve usted!

-No, no le matas tú -terció el "Amostachaó"- porque antes lo hago yo si se atreve a tocar a mi pino.

 -¿Tu pino, cuál?

En ese momento, el cabo Requejo, que se conocía de maravilla el percal, intervinó (a punta de pistola).

-¡Bueno, señores, cada uno a su casa!

Con los patriarcas ya fuera del bar, Iván no pudo evitar que se le quedara cara de bobo decepcionado.

"¡No te pongas triste, hijo!", le consoló el cura, "¡por lo menos hemos conseguido que se pongan de acuerdo en algo!"

No hay comentarios: