Las cosas no pintaban bien para el conjunto de Lorenzo Sánchez Castrueña, la leyendo de los banquillos: perdiendo 0-2 y sólo quedaban 30 minutos.
No obstante, y haciendo gala de su mítica tranquilidad, el "Zorro de Grazalema" permanecia sentado, cruzado de brazos, impasible. A un puñado de metros, Franco Zeogli, "Il Bambino Napolene", la joven sensación romana, un genio en ciernes a sus 37 años, no hacía más que dar vueltas, chillar a sus hombres y mirar de reojo a su contrincarte, mientras se exprimía los sesos intentando adivinar por dónde iba a salirle. Por buena que fuera la ventaja, estaba muy intranquilo: el "viejo" sin duda estaba tramando algo.
A todo esto se le llama comúnmente: "respeto".
En la banda, calentaban las tres piezas con las que, si los miedos de Zeogli se hacían realidad, el "Zorro" iba a diseñar su enésimo jaque mate magistral: el escurridizo Teddy Vulcan, el contundente rematador Fede Bruñedo y el prometedor mediapunta Manolito García Pop.
Y en eso que Sánchez Castrueña se levantóy le hizo una seña a Manolito. El estadio bramó de emoción al intuir el comienzo de otra remontada, al tiempo que Zeogli empezó a intentar sacar conclusiones, con las grandes dificultades que le suponía la creciente tensión.
-¡Dígame, míster!
-¿A ti parece normal que nos hagan jugar un lunes?
-¿Perdón?
-¡El fútbol antes era los domingos a las cinco o los sábados a las ocho y media! Pero, ahora, ya ves, ¡un lunes a las nueve!
-Sí, sí...
-Manolito, ¿tú sabías que antes no había prensa deportiva los martes?
-Pues...No, míster.
-¿Sabes por qué, chaval? Pues yo te lo voy a decir: porque antes sólo interesaba el fútbol, y el fútbol no da para sacar siete periódicos a la semana. Así que los martes, se descansaba. Y era bueno, porque siempre es muy sano tomar un poquito de aire. Pero ahora, ya ves, pendientes de si tú y yo tuvimos una bronca, de si al golfo de Teddy Vulcan le van más las barras que las bandas o de si el bruto de Bruñedo no se habla con el presidente...Lo que menos les interesa es el fútbol...
En ese mismo instante, Zarko Pavlevich, de certero cabezado, puso el 0-3 en todo lo alto del electrónico. Zeogli no pudo reprimir un brinco brazos al cielo.
-Pero...Míster, ¡haga algo! -imploró Manolito García Pop.
-Tienes toda la razón del mundo. Cuando ya hasta se meten con tu hija la pequeña, es el momento de hacer algo...
Y, sin mediar palabra, Lorenzo Sánchez Castrueña, "El Zorro de Grazalema", tomó el camino del tunel de vestuarios y se marchó del terreno de juego, del estadio y del fútbol profesional. Ya se ocuparía el abogado de solucionar el tema de contratos y dinero. Además, después de todo, ya tenía más que de sobra en la caja de ahorros. Ahora lo que tenía que hacer era hablar con Ponce de inmediato. Con suerte, todavía no habrían cogido a nadie para llevar al infantil B del club.
La imagen de la salida de Sánchez Castrueña fue, obviamente, portada de los periódicos deportivos del día siguiente...
Martes.
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