En aquella sala de profesores, siempre se intentaba huir de la seductora chácharra para poder trabajar, pero esa hechicera del chascarrillo y el cotilleo siempre corría más que todos juntos...
-¡Menudo bronca han tenido Sazaduña con Lopecito!
-¡Pero si es su mejor amigo!
-Tampoco es que tenga mucho donde elegir.
-Pues no será muy sociable, pero se nos ha echado novia.
-¿Quién, Sazaduña?
-¡El mismo!
-¿Y quién es la afortunada?
-Una de fuera.
-Pero, ¿confirmado?
-Por Leal en persona.
-¡La mejor tinta de todo el barrio!
-Dentro de nada, todos de boda.
Y en eso entro José Luis Trestuestes. En terreno abonado a la broma, hacia él fueron las flechas de Talía.
-¡Jose, macho, que ya tiene novia hasta Sazaduña! Sólo quedas tú.
Menos mal que él tenía buena cintura
-Paciencia, hay que tener paciencia. ¿No le decimos a los chicos que no tengan prisa, que todo llega?
-Pero es que tú has transformado la paciencia de virtud en vicio.
-Sois todos unos exagerados.
-¡Tú mismo, colega, pero recuerda que los pacientes se quedan solteros!
-Lo tendré presente y, por cierto, ¿quién es la flamante señora de Sazaduña!
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