-Tengo hambre, macho.
-Mira en la nevera, que algo habrá.
Pasos, luz que se enciende, nevera que se abre...
-¡Hay un yogur de fresa!
-¡Pues nada, para ti!
-¡Es que no sé si está caducado!
-¡Hombre, mira la fecha!
-Es que no viene el año, puede que caduque el viernes o que lleve un año caducado. La verdad es que tiene más pinta de lo segundo...
-Mejor no te arriesgues, tío. La verdad es que hace tiempo que no hago la compra. Voy a bajar a ver si encuentro algo abierto.
-¿Ahora? ¡Hoy a estas horas no abre ni "La Porkis"!
-No te metas con ella, que es muy buena chica.
-No, si como buena, buenísima, pero reconoce que es...
-¡Es cómo es! Cada cual tiene su manera de ser.
-Ya, pero es que "La Porkis" se pasa un poco....un poco bastante. ¡No es fácil destacar por eso en un colegio mayor como el suyo, y ella es una leyenda!
-Bueno, ¿qué quieres que te suba?
-¡Un yogur de fresa, que me ha terminado apeteciendo!
Un rato bien largo después.
-Toma, anda, tu yogur.
-Te ha costado, ¿eh? Ya pensé que no volvías en toda la noche.
-No, si en comprar los yogures he tardado cinco minutos: en la tienda del "gallego".
-¡Ese tío no descansa nunca!
-Sí, el problema es que me ha picado la curiosidad y le he hecho una llamadita a "La Porkis".
-Ya...y como el "gallego".
-Exacto.
-Bribón.
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