-Así que usted es músico...
-Sí, bueno, era; quiero decir que soy pero era, o sea, que músico sigo siendo pero ya no toco por dinero.
-Ya, ¿y dónde ha actuado usted?
-Pues, en muchos sitios: por ejemplo, Real.
-¿Teatro Real?
-No, Calle Real.
-¡No conozco ningún teatro en esa calle!
-No, porque yo tocaba en la calle en sí.
-¡Luego usted era música callejero!
-Lo dice como si fuera una deshonra.
-Hombre, la verdad es que luce menos que tocar bajo techo.
-Sï, pero era lo que había.
-Además, que se gana menos.
-Sí, mucho menos, la gente apenas echaba.
-¿Y cómo hacía usted para sacarse un jornal?
-Pues no me quedó más remedio que compincharme con un carterista: yo tocaba músicas famosas de las películas para que se formara tumulto, él limpiaba los bolsillos, y luego repartíamos el botín.
-¡Pero eso es robar!
-Ya, hombre, pero...
-¡Ni hombre ni mujer, usted usaba músicas de otros compositores para lucrarse y apuesto a que no les daba ni un duro a cambio!
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