Buscar en Mundo Jackson

domingo, 17 de octubre de 2010

Una Entre Un Millón para "Rouge" Perdeux (3).

El "Mississippi Horseshoe Jackpot" era una apuesta combinada que los cuatro hipódromos del estado de Luisiana (Delta Downs, Evangeline Downs, Fair Grounds y Louisiana Downs) habían creado en busca de una publicidad que potenciara el interés por las carreras y, con ello, animara las cifras de beneficios. Las normas eran muy sencillas: se proponían dos carreras por hipódromo cada semana y cualquiera que consiguiera acertar los ocho ganadores, se embolsaba un millonazo de dólares. No estaba mal, teniendo en cuenta que la apuesta era de tan sólo uno. Obviamente, el jugoso premio sólo resultaba viable si acertar fuera tan sumamente complejo, que se entregara muy raras veces. Para asegurarse de ello, los organizadores habían creado tres barreras.

La primera, que no se permitían apuesta combinadas. Todos los boletos eran "de un pavo".

La segunda, que las carreras estaban cuidadosamente seleccionadas para ser de complicado pronóstico, por lo que para la última y decisiva prueba del domingo tarde -la carrera más absolutamente imprevisible de toda la semana, conocida popularmente como la "All or Nothin' Race" ("Carrera del Todo o Nada")- como mucho quedaban dos o tres apostantes en liza (y. muchas veces, ninguno). Aunque, por supuesto, no era obligatorio, los organizadores ofrecían a los afortunados -y nerviosos- portadores de un boleto "All or Nothin'" la posibilidad de salir a la luz y, con el patrocinio de una famosa cadena de casinos, desplazarse (hasta en helicóptero, si era preciso) al hipódromo de turno para seguir la carrera desde un palco VIP. Con la tele cubriendo en directo todo el tinglado, claro está. Sin duda, una obra maestra y sencilla del truco publicitario, cuya guinda era el famoso y atractivo (suponiendo que sea usted una cincuentona de la Luisiana rural) presentador Claude Wilkins ofreciendo, minutos antes de darse la salida, 25.000 dólares al apostante por su boleto. Esa era la tercera barrera de seguridad. Al fin y al cabo, parecía más razonable agarrarse al jugoso pájaro en mano y no seguir tentando a la suerte con alas en una carrera absolutamente alérgica al pronóstico.

Sí, era muy complicado ganar, complicadísimo. Pero había gente que lo lograba y, al fin y al cabo, "un misero dólar no va a ninguna parte".

De no haber estado tan molido aquella noche en el tren, "Rouge" Perdeux se habría percatado de que su última carrera de la semana entrante era la "All or Nothin'"

No hay comentarios: