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viernes, 15 de octubre de 2010

Una Entre Un Millón para "Rouge" Perdeux (1).

Stan "Rouge" Perdeux enfocó el reojo izquierdo y contempló con rabia como un caballo se le aproximaba a toda velocidad hasta superarlo. Le recetó un energético fustazo a su montura, pero el castigo no obró el milagro. No había nada que hacer, el bicho estaba reventado. "En fin, un segundo nunca está mal", aunque le quedaba el regusto de que quizás esa la podía haber ganado. Ya se sabe, "las carreras las ganas los caballos y las pierden los jockeys". Sí, había sobrestimado las fuerzas del animal, atacado demasiado pronto y al pobrecito ("¿cómo se llamaba?...'Silly Billy' o algo así") le habían sobrado los últimos 100 metros. Le pegó un par de palmaditas en el cuello para agradecerle la honradez en el esfuerzo y comenzó a prepararse mentalmente para la próxima carrera.

"Rouge" Perdeux aborrecía las estadísticas, pues le parecía cruel que sus grandezas y miserias estuvieran tan clara y públicamente reflejadas. Nunca las miraba. Pero Alice, su mujer, por aquello de hacerle rabiar, las consultaba y mencionaba cada dos por tres: hasta el martes anterior, había corrido 502 carreras aquel año, con 71 victorias, 83 segundos, y 58 terceros. Eso le convertía en el 72 del ranking nacional. Otros no habían corrido tanto o ganado menos carreras, pero ahí lo que contaba era la pasta, y las victorias en hipódromos de segunda y tercera no están muy bien dotadas en premios.

Nunca había ganado una carrera de primer nivel nacional (esas que en el mundillo llaman "Grupo 1"), aunque podía presumir de un par de victorias en "Grupos 2" (El "Saratoga Special" de 1990 montando a "Trollero", y el "Fargo Derby" de 1992 a lomos de "Dick The Duck") y hasta siete en "Grupo 3". En total, nueve victorias destacables en 30 años de profesión, o, dicho de otro modo, nueve momentitos de gloria tras casi 18.000 carreras. El resto de sus triunfos habían sido en pruebas perfectamente rutinarias, de esas que tan sólo sirve para mantener engrasada la maquinaria de las apuestas.

En resumen, que "Rouge" Perdeux era uno de tantos jinetes profesionales de segunda fila -absolutamente anónimo fuera del circulo de los muy aficionados-, y, con casi 50 años de edad, en el ocaso de su carrera.

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