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miércoles, 8 de septiembre de 2010

¡Sin Ti No Soy Nada, (Amigo Currante)!

Hasta que los robots lleguen a niveles de perfección "guerradelasgalaxianos", existirán empleos que, como se suele decir, "son una mierda".

No pondré ejemplos concretos, por aquello de no ofender a nadie -que todo el mundo está en su derecho de sentirse orgullo de lo que hace-, pero supongo que no le resultará difícil imaginarme a lo que me refiero: ocupaciones repetitivas, aburridas, mal pagados y de poco prestigio social.

La gran pregunta que me surge es: "en un sistema educativo utópico y perfecto en el que todo el alumnado aprende muchísimo y es competente nuclear, ¿quién diablos iba a desempeñar esos trabajos?"

Y usted me dirá: "¡Pues a alguien le tocaría conformarse con eso!" y yo le contesto: "¿Y no dirían las futuras generaciones: 'no merece la pena formarse, si mira de lo que acabas'?"

A lo que voy es que nuestra sociedad (tan finolis, tan wi-fi y tan salsa caramelizada) no puede sobrevivir sin esas personas que hacen "el trabajo sucio" (¡y tan vital!) y, me dicen la cabeza y el corazón, ha llegado el momento de que se empiece a reconocer -en la nómina y en el honor- lo importantes que son esa labores.

("Es que, si no es para ganar dinero, ¿para qué molestarse en estudiar?", quizás para aprender).

En resumen, que la maldita frase hecha: "¡Es un simple...", debería desaparecer de nuestro diccionario diario habitual de la lengua propia y cotidiana.

¡Y el día que me crea más que nadie porque aprobé un puñado de exámenes y me dieron un pedazo de papel, que me metan en la cárcel por un delito de gilipollería en primer grado!

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