Tendida en el suelo, con hábito y todo, con la consciencia a medio abrir y una novicia de un pueblo de Palencia abanicándole el rostro con una revista.
Entonces llegó oportuno el médico.
-¿Qué ha pasado, hermana?
-¡Sor Fuencisla, que se ha privado!
-¿Y cómo ha sido?
-Pues fíjese usted qué tontería, porque me ha preguntado cuánto es una pulgada, y yo lo he buscado en Internet y se lo he dicho.
-¿Una pulgada?
-Sí, ya sabe usted, 2 centímetros y medio.
-¿Y no le ha dado la razón de tan rara curiosidad?
-No, venía de hablar con un joven extranjero, muy apurada y con la intriga, me ha hecho la pregunta y...ya ve usted.
-¿Y sabe usted quién es ese joven?
-Pues es Jimmy, un muchacho caribeño muy simpático que echa una mano con las chapuzas. Mire, precisamente por ahí viene.
-Jimmy, hijo, ¿qué le has dicho aquí a la reverenda madre?
-Yo, nada, señor, que se ha enterado que me llaman Jimmy "Diez Pulgadas" y me ha preguntado la razón, y yo le he contestado...Lo más fino que ha sabido, eso sí.
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