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jueves, 20 de noviembre de 2008

30 Historias para 30 Derechos: Artículo 11.

"1. Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa.

2. Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no fueron delictivos según el Derecho nacional o internacional. Tampoco se impondrá pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito".

Esta vez, no había sido él. Sin duda, la trastada era similar a tantas otras de las que había sido reo convicto y confeso durante su trayectoria escolar, e incluso estaba dispuesto a admitir que, quizás, lo habría hecho si no se le hubieran adelantado. Pero lo esencial era que esta vez, no había sido él.

Dieron igual sus protestas y sus intentos de probar su inocencia, se contactó a sus padres ipso facto y ellos, para variar, transmitieron todo su apoyo al centro. O sea, se lavaron las manos.

En fin, que ahí estaba, sacando por frotamiento la pintada ajena, mientras su mente se evadía de la tediosa tarea maquinando la siguiente que iba a hacer. Al fin y al cabo, si te vas a comer un castigo de todos modos, ¿por qué no disfrutar de su autoría? Pensándolo bien, hasta compensaba. Unas horitas de confinamiento vigilado en 3ºB o un rato de trabajo manual, que además, según el Padre Fabián, dignificaba.

Sí, estaba decidido, continuaría pagando el precio mientras ser malo fuera tan bueno, mientras siguiera suministrando diversión de pata negra y, además, te diera un prestigio que los niños envidian y las chavalitas admiran.

Además, ¿no presumen también los adultos de sus fechorías? ¡Anda que no se chuleaba su padre de todos sus impunes violaciones del código de la circulación! Por no hablar de su madre y las cacatúas de sus amigas. Todo el santo día babeando por el George Clooney ese y su "puntito canalla".

Bueno, aquello ya estaba.

-¡Padre Bernando, que he terminado!

-A ver...bah, pasable. Anda, márchate a casa y que no se vuelva repetir, Domínguez.

-Descuide, padre.

(Unos cojones no se iba a repetir).

1 comentario:

Balovega dijo...

Jjejeje... que susto me dio este niño.. pensé que me iba a disparar con su tirachinas... un saludo.