30 Historias para 30 Derechos: Artículo 2.

"1. Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición".
"2. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía".

-¿Oye? ¿Marchena? Sí, mira, que soy Ramírez, que el puesto de asesor comercial es tuyo, pero te tienes que convertir al Budismo.

-¿Perdona?

-Sí, que el jefe te ha dado el trabajo, pero es que hemos tenido que hacer una reestructuración, por aquello de la nueva política corporativa de no discriminar a ningún colectivo, y que la única manera de que encajes es meterte de creyente minoritario.

-Pero...si es que yo soy ateo.

-Bueno, entonces no creo que tengas mayor problema.

-¡Es que yo quiero seguir siendo ateo!

-Pues tienes otras dos opciones: o contarle que Dios no existe al tipo que te sella el paro o someterte a una operación de cambio de sexo.

-Peor me lo pones.

-¡Joder, si es que no haces más que ponerme pegas! Lo que pasa es que no quieres trabajar.

-¡Pues claro que quiero!...Oye, ¿sirve si me hago bisexual?

-Tendría que consultarlo, porque entonces necesitaríamos que Prada se volviera chino o que Cerrillo abrazara el Cristianismo Ortodoxo.

-Míralo, hazme el favor.

-Vale, pero que conste que tu pareja durante al menos doce meses tiene que ser otro tío.

-En fin, ¡todo por currar! Por cierto, ¿por qué no os dejáis de tonterías y os limitáis a coger a la persona más cualificada para cada puesto?

-¿Y permitir que los puestos de responsabilidad se nos llenen de tías, negros, moros, rojos, maricones y lisiados? De esos, los justitos y bien controlados.