Y, por resumir, la comedia, la pantomima orquestada para la regalarle una emoción fuerte y extrema a la aburridísima señora Duquesa, salió a pedir de boca.
La verdad es que ella aguantó bastante bien el tipo, con ese increíble valor que da la absoluta insensatez. El Duque hizo tres amagos razonablemente convincentes de pulsar el botón, pero su esposa ni pestañeó. El otro tipo, por contra, ni tan siquiera tenía el dedo sobre el mando salvador. Se limitaba a mirar al infinito con los pacientes ojos del que impacientemente espera su fatal destino. Iba a ganar aquella apuesto a cualquier precio.
Pero, por fin, la señora Duquesa se dio por vencida con una carcajadita histérica. Ya había tenido bastante subidón de adrenalina.
-¡No aguanto más, qué tensión!
El ganador no hizo ninguna demostración de alegría, ni tan siquiera de alivió. Ni se inmutó.
El señor Duque se levantó y, entre los aplausos de algarabía de los testigos, le retiró la soga del cuello a su esposa y dio un abrazo.
-¡Qué valiente eres, querida, has aguantado mucho más de lo que yo esperaba!
Discretamente, el mismo tipo que me había traído a aquella orgía de locos se acercó al ganador y se lo llevó. De nuevo, me llamó la atención su gesto: parecía que sentía mucho más haber ganado que lo que habría lamentado perder.
Sin hacerme el más mínimo caso, la procesión del morbo ocioso se fue de la sala, sin despedirse de mí, y dejándome solo. Por fortuna, el tipo de marras volvió a la sala, me entregó un sobre con mi dinero y me preguntó si deseaba que me llevara algún sitio.
-Al centro, por favor, me apetece dar un paseo a casa.
-Como guste.
No fue la última vez que colaboré con el jueguecito, y, por desgracia, hubo partidas mucho más emocionantes, y trágicas (de hecho, el tipo de la primera vez acabó colgado, me temo que cumpliéndose así su extraña voluntad). Y siempre con el mismo grupito de testigos con el Duque y la Duquesa a la cabeza, aunque ella jamás volvió a participar como concursante (mas siempre era de las apostadoras más activas). Incluso le pusieron un nombrecito a la actividad: "HUCK: Hanging Under Command of the King" (ahorcamiento bajo orden del rey, aunque él señor Duque había dejado de serlo).
No me siento orgulloso de todo aquello, aunque he de decir en mi descargo que el dinero -casi todo- se destino siempre a causas muy nobles.
Pero ya he contado suficiente de esto. Si le interesa seguir conociendo mi historia, Percy Holmes es su clave".
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