Sor Felisa resopló: le habían avisado para que fuera al despacho de la Madre Directora. Y ella sabía bien por qué.
-Hermana. me acaba de telefonear la madre de los Buzadeña Nehel. Estaba muy disgustada, y no sin razón. Pensé que había sido muy clara con usted.
-Sí, reverenda madre, pero la madre de los Garzosa Baluarte vino a verme muy disgustada, y no me quedó otro remedio que asegurarle que su hija haría de la Virgen María.
-¿Por qué no me avisó?
-Estaba usted reunida.
-¿Por qué no me dijo?
A eso ya no había excusa. Sor Felisa se limitó a balbucear un "pensaba hacerlo" poco convincente.
-En fin, hermana. Habrá que encontrar una solución a este problema, pues le ha garantizado a la madre de los Buzadeña Nehel que su hija hará el papel. Pero tampoco podemos disgustar a los Garzosa Baluarte. ¡Debi haber previsto esto!
Sor Felisa se limitó a mirar al suelo y esperar que el mal trago terminara de pasar.
Pero entonces, vaya usted a saber por qué, a Sor Felisa le dio por soltar lo primero que se le pasó por la cabeza, aun a riesgo de perderla.
-Podemos hacer un belén con dos Vírgenes María.
La Madre Directora tardó unos segundos en reaccionar, sin duda por la impresión. Pero, por fin, fue capaz de responder.
-¿Está usted loca, acaso ha bebido? ¡Váyase de aquí, por favor!
En fin, ya había pasado. Al menos, de momento.
Entonces, la Madre Directora empezó a hacer ese gesto tan suyo con la boca, como de rumiar sus pensamientos y, por fin, tomó el teléfono.
-Padre Nugueña. tengo un pequeño problema que espero que usted, con sus amplísimos conocimientos de Teología, me pueda ayudar a solucionar.
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