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sábado, 24 de noviembre de 2012

Fenómeno Paranormal en La Condomina.

Iván Jesús "Metralleta" Pinto era un periodista deportivo, radiofónico y de raza. Vivía cada gol, penalty, fuera de juego e, incluso cada fuera de banda, como si fuera un acontecimiento de transcendenia histórica. Y a voces, claro esta.

Manuel "Manolo" Vázquez Lugareño se lo tomaba todo con más calma. Él era más de "minuto y resultado". Vamos, lo que viene siendo un soso sobreviviendo milagrosametne en la selva del histrionismo de las ondas que son las retransmisiones deportivas.

"Metralleta" y "Manolo", pese a trabajar para cadenas rivales, compartían cabina radiofónica y monitor, y eso -domingo tras sábado durante años- une mucho.

-¡¡¡Fueeeeeeeeeeeeeeeeeeeera!!! ¡¡¡El latigazo del manito de oro, del terror que vino de Acapulco, del arriete azteca, del mejicano José William García se marchó rozaaaando el palo de la meta local!!!

Manolo Vázquez Lugareño dirigió sus ojos hacia el monitor para ver la repetición del acrobático remate, pero contempló al portero de casa sacando de puerta. "¡Este tío está tonto! Quedan cinco minutos y ganan uno a cero, ¿qué prisa tiene por sacar?"

Levantó la mirada y vio al portero local colocar el balón sobre el borde al área chica con todo mino, iniciar la carrera, detenerse a mitad de camino y pedir perdón al árbitro con la mano. El truco más viejo del libro para perder tiempo.

¡¿Cómo?!

Devolvió la mirada al monitor. Allí, el lateral zurdo visitante sacaba a toda prisa de banda. Volvió al campo, en el justo instante en que el balón se la iba por línea lateral a la estrella de la casa.

¡¡¿Cómo?!!

Manolo Vázquez Lugareño se quedó paralizado durante unos instantes. Hizo tembloroso una tercera comprobación, que arrojó el mismo resultado que las anteriores: el monitor le ofrecía las imágenes del partido unos segundos antes de que éstas se produjeran en el mundo real.

Aún con la impresión a cuestas, Manolo Vázquez Lugareño se levantó de su silla y se encaminó a la cabina de al lado. "Metralleta" estaba tan metido en el partido que ni se enteró.

En la cabina colindante, otra pareja de titanes de la retransmisión pasional se dejaban alma, corazón y vida en un corner.

-Perdón, señores, una cosa: ¿en vuestro monitor también se ve el partido antes que en el campo?

Según hacía la pregunta, Vázquez Lugareño se percató de cómo sonaba y decidió cerrar la puerta de la cabina y hacer como si nada hubiera pasado.

De vuelta a su asiento, Vázquez Lugareño clavó los ojos en el misterioso e inquietante monitor. Con timidez, tocó en la pierna de su compañero hasta conseguir su atención.

-¿Qué pasa?

-¡Pues que las cosas pasan antes en la tele que en la vida real!

"Metralleta" le miró sorprendido e indigando y se limitó a decir:

-¡Ya me he dado cuenta hace un rato, Manolo, y sí, es bastante desagradable para radiar el partido! Al final del partido se lo decimos a Toñín el de mantenimiento y ya lo arreglará para el próximo. ¡Y no me molestes por estas tonterías, macho, que estoy muy metido en el partido y pierdo el hilo!

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