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jueves, 15 de noviembre de 2012

¡Bravo, Don Álvaro! (2)

-Mire, señor Aspidilla, no le voy a negar que su propuesta es más que interesante y nos encantaría que usted trabajara con nosotros, pero en el contexto económico actual...

García-Cortijero quería jugar a hacerse el duro, pero Aspidilla era un perro mucho más viejo que él.

-Mire ahora usted, señor García-Cortijero, no es ningún secreto que su partido está un poco escaso de figuras cultulares destacadas. "Nombres de reconocido prestigio", usando ese idioma que a ustedes tanto les gusta, y resulta que yo innegablemente tengo ese prestigio teatral que ustedes tanto necesitan. En otras palabras, que la gente se aburre sin rechistar viendo mis obras aunque no se estén enterando de nada, y luego a la salida nadie tiene las narices de admitir que no les ha gustado.

-Pero, comprenda usted, señor Aspidilla, que un nombre de su pasado, de su historial ideológico...

-¿Qué pasado? ¡Un puñado de obras de mierda que ni se representan ni nadie conoce! De hecho, esto es otro triunfo para ustedes: "¡Ya ven, Álvaro Aspidilla -el azote dramático del conservadurismo- ha visto la luz, nosotros teníamos razón, los otros están equivocados!" Además, puedo despotricar a diestro y siniestro de sus adversarios políticos cada vez que me pongan un micrófono delante de la boca, se lo incluyo en el paquete sin coste adicional.

-¿Y esta producción que usted propone..., supongo que no resultará incómoda...!

-¡No, todo lo contario, comodísima! Le pueden ustedes echar un vistazo antes de estrenarla y le cambian lo que quieran...¡Censura, como en los viejos tiempos, sólo que ahora estoy muy viejo para plantarle cara!

-¿Y al autor, al señor...Hubiol, no le importara que le cambien la obra?

-¡Bah, no se preocupe de eso me encargo yo!

-Bueno, pero todo esto lo tendré que consultar con Presidencia...

-¡A Presidencia le va a encantar!

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