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jueves, 6 de septiembre de 2012

S8 (2).

A Charlie Casiano no le iba nada todo aquel circo televisivo, pero su madre se lo estaba pasando en grande: se había comprado un vestido nuevo, se había arreglado -ella que casi nunca lo hacia-, Stan Woods le había dedicado una foto. Estaba radiante. En fin, todo por una madre.

Por su madre, se estaba tragando con una sonrisa las paternalistas palabras de admiración de Woods, el apoyo incondicional y vacio que al final nunca se traduciría en nada. En fin, sus diez minutos de fama y luego, de vuelta a la piscina municipal y el anonimato.

Pero el chaval estaba cayendo muy, muy bien al público. A Stan no paraba de decirle por el auricular desde control que mucha gente estaba llamando para interesarse por el caso. "!Agarra, Stan, que aquí hay un filón!", su fino instinto no paraba de decírselo.

-¡Charlie, tu marca es realmente asombrosa: 53:23! ¿Sabias que la mínima para los Juegos Olímpicos es de 50 segundos? No me refieros a los Paralímpicos sino a los...eh...los de...

-Ya, a los de la gente normal.

Ese tipo le debía una, le había sacado con toda naturalidad de un potencial charco de fango.

-Oye, ¿no te has planteado luchar por ese objetivo? ¡Todavía quedan dos años para que se celebren!

-Es que, aunque logres la mínima, sólo van los dos mejores tiempos y a eso si que no voy a llegar...

-¡Tú logra esos 50 segundos y deja el resto a Stan Woods!

Atronador aplauso.

"¿De qué va este tío?", se preguntó Charlie.

-Pero, Stan, es que...

-¡Tú eres un luchador, un héroe americano, y Stan Woods y sus patrocinadores estamos contigo! ¿Te vas a rendir?

-¡¡¡No, jamás!!! -Charlie no tuvo que responder, su madre ya lo hizo por él.

-Exacto, ¡pues me confirman ahora mismo por línea interna que "Auntie Sally Burgers" -la auténtica hamburguesa del Viejo Sur y nuestro orgulloso patrocinador- te acaba de conceder una beca de 50.000 dolares para ayudarte a luchar por ese sueño!

Aplaudo doblemente atronador.

Terminado el show, Charlie y Bill -su padre- esperaban a la puerta del estudio mientras su esposa y madre terminaba de hacerse fotos y pedir autógrafos a todo famoso viviente en la tele.

-Papá, esto es una locura.

-Ya, pero los 50.000 pavos no van a venir mal por casa.

-Pero es absurdo. Dudo mucho que llegue a los 50, y, aunque lo logre, yo no merezco ir a los Juegos por delante de gente con mejor marca...

-¡Bah, no pienses en eso! Hemos ordeñado a la vaca del circo y le hemos sacado 50 de los grandes y, lo más importante, esto servirá para darle visibilidad al deporte paralímpico y animará mucho a chavales en tu misma situación. ¿Hace falta que te recuerde lo duro que es crecer sin un brazo?

Charlie sonrió, los padres y su costumbre de tener razón.

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