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domingo, 2 de septiembre de 2012

Gracia del Río (Un Pueblo con Poco de Ambas). Enriquecerse.

El cartel apareció un buen día de mayo en el escaparate de "Almacenes Playero".

"SE ENRIQUECE URANIO", rezaba en perfectas letras de ordenador impresas en calidad media sobre folio reciclado.

De inmediato, los más cotillas del lugar entraron en el establecimiento para interesarse vivamente por la novedosa oferta.

"Tú tráeme el uranio, y yo te lo enriquezco"

Playero, fiel a su misterioso estilo, no daba más detalles.

La mayoría pensaba que era un farol, o más bien, una broma de Playero. Pero, estaba claro, sin el dichoso uranio era imposible demostrarlo. Henchidos de ese paleto sentimiento de dejar al prójimo en ridículo, algunos vecinos estudiaron la posibilidad de conseguirlo.

-¡Pero, a ver dónde encuentra uno uranio, eso ni en la capital de provincia lo tienen!

-¿Y en la capital, capital, o sea, la del país?

-Ahí me parece que tampoco.

-¡Jodo!

-Es producto de importanción.

-Pues entonces, igual es mejor dejarlo, que el porte nos iba a salir por un pico de la cara.

-Se dice "un ojo de la cara" o "un pico".

-¡Eso será en la capital, aquí siempre se ha dicho así!

Iván, en su calidad de responsable alcalde, pensó en dar parte de la circunstancia a la Comisión Nacional de Energía Nuclear, pero Marcial -siendo una vez la voz del sentido común- le quitó la idea de la cabeza: "O sea, que le vas a mandar una carta comunicándoles que en una tienda de tu pueblo un cartel casero oferta un complejísimo proceso científico".

Sí, igual era mejor dejarlo estar.

No obstante, entre tanto escepticismo general en todo el pueblo, si es cierto que -de vez en cuando- por allí aparece gente muy rara, que habla más raro todavía, que se mete en "Almacenes Playero" con unos maletines metálicos y que, al rato, sale con una bolsa de plástico del establecimiento.

Allí nadie hace preguntas, mejor.

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