Al terminar la temporada de primavera del hipódromo -por fin- a Sonia Soria le dieron su propio programa cultural. Era por la Segunda Cadena, y no iba a romper ningún record de audiencia, pero le permitió alejarse del mundo de las carreras y del dichoso "Tazo". "No eres tú, soy yo. Eres muy buen chico, pero no puede ser. Lo siento mucho, no me llames más, por favor", con esa falta de originalidad, pero absoluta contundencia, le había dado la patada de una vez por todas durante su enésima y última cena juntos.
Consultó su agenda para confirmar a qué hora era la grabación a la mañana siguiente. Torció el gesto: la "Copa de Oro" era ese día, en media hora, de hecho. Ahí estaba anotado desde hacía meses, un vestigio de su época de intrépida reportera del turf.
Sintió la mórbida tentación de quedarse en casa a ver si ganaba el dichoso "Puyazo", pero llegó a la conclusión de que aquello era un poco de mal gusto y decidió bajarse a la cafetería de Ana a tomarse algo. Sonia sabía perfectamente que la dueña se dejaría torturar antes que poner cualquier tipo de deporte en la tele.
Se sentó en su mesa habitual y comenzó a cotillear por la ventana.
-Hola, ¿te molesta que me siente?
¡¿Cómo? ¿Qué hace este aquí, ahora?!...Ya, una última intentona a la desesperada. "Prefiero estar contingo que con mi amado caballito mientras corre la Copa de Oro", muy hábil pero no iba a colar.
-Eh...Oye, mira, creo que ya te dejé bien claro que...
-Ya, ya, perdona, soy un gilipollas, ya me voy....Oiga, jefa, me cobra lo mío y lo de esta señorita, por favor.
Y se fue.
Aquello era demasiado, la curiosidad la dominó.
-¡Ana, pon el canal de deportes, porfa!
-¿Qué has dicho?
-¡Canal de deportes, es muy, muy importante!
-¡Antes muerta!
-¡Vete a la mierda, tía!
Sonia saltó por el encima de la barra y tomó el mando por la fuerza. Cambió el canal.
¡Qué gran victoria de "Puyazo", señores!
Vaya, el nene ya tenía su Copa de Oro. ¿Quién recogería el trofeo?...Un momento, ¿qué colores llevaba el jockey de "Puyazo"?
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