-Igual deberíamos haber ensayado esto algo antes.
-Bueno, ahora no hay tiempo para lamentaciones.
El jefe de pista -parlanchín, engolado y bigotudo- acababa de anunciarlos a pista: El Gran Cisco Kid y su encantadora ayudante Valery.
Atracción internacional de lanzamiento de cuchillos.
-Manoli me dijiste que te llamabas, ¿verdad, Valery?
-Sí, Cisco.
-Bueno, Antonio, en realidad. Mira, Manoli, tú sal, ponte donde yo te diga, sonríe mucho y todo írá bien.
-¡Es que estoy un poco nerviosa...como nunca he hecho esto antes!
-¡Nos ha fastidiado, ni yo tampoco, y aquí estoy, aguantando el tipo!
-¿Qué dices? ¡Pero si te oí decirle al director del circo que llevas 20 años haciendo esto, y que te has presentado en Las Vegas, Mónaco y Belgrado...por citar sólo algunas ciudades!
-A ver, hija, en el currículum siempre se miente algo, y que conste que en Belgrado si estuve una vez, que fui a ver al Atleti de Madrid jugar.
-¡Pues vaya panorama!
-No te quejes, sal y sonríe, que, después de todo, si algo sale mal, el que va a la cárcel soy yo.
-¡Pero yo al hospital o...a un sitio peor!
-Hombre, más me preocupa cuando saque al niño.
-¿Cómo al niño?
-Sí, es que al final del número, saco a un chaval, le pongo una manzana en la cabeza, y la parto de un certero cuchillazo desde cuatro metros de distancia. Es que está anunciado en los carteles, ¿sabes?
-¿Pero cómo vas a hacer eso?
-Eso mismo me pregunto yo, Manoli. Ya se verá sobre la marcha. De momento, vamos pa' fuera.
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