-Hola, buenas, un whisky, por favor.
-¿Le pongo hielo?
-¿Usted qué cree?
-Perdón, es la costumbre. Es que soy nuevo.
-Ya, no se preocupe.
-Entonces, ¿le pongo hielo o no?
-Sólo un cubito.
-Muy bien.
-Perdone, ¿eso es un congelador?
-Sí, para los hielos.
-¿Usted sabe a qué temperatura estamos ahí fuera?
-¡De modo quiere hablar del tiempo! Muy bien, aunque yo habría preferido el fútbol. En fin...Pues parece que refresca.
-Sí, empezó en la Era Glacial y hasta ahora.
-Ya, supongo que los hombres del tiempo deben tener poco trabajo por aquí. ¡Qué panda de vagos!
-¡Oiga, que yo soy hombre del tiempo!
-¡Y está metido en un bar a las 10 de la mañana! Mi teoría queda demostrada.
-Tiene razón...La verdad es que bebo para olvidar...¡Dar todos los días la misma previsión: frío, frío y más frío! Es toda una pesadilla.
-Sí, eso es lo peor de los trabajos: la rutina. Fíjese en mí, por ejemplo: vaso, cubitos, chorrito de ron...vaso, cubitos, chorrito de ginebra...
-¡Usted por lo menos cambia de bebida!
-Sí, pero acaba siendo rutinario también.
-Ande póngase usted también un copazo, que estamos los dos igual.
-Gracias.
-¿No se pone hielo?
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