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lunes, 1 de agosto de 2011

Gracia del Río (Un Pueblo con Poco de Ambas): El Niño en el Bautizo.

De nuevo en parroquia ajena, de nuevo protegido por la Guardia Civil, de nuevo con el dichoso pasamontañas. Ahí estaba el padre Cosme.

A ella, que le hacía ilusión bautizar al niño en la iglesia de su pueblo, esa misma donde se habían casado. Le hacía ilusión, aunque estuviera todo el pueblo en su contra.

-¿No se asustará el niño por lo del pasamontañas? ¡A ver si se va a traumatizar!

-Descuide, padre.

El padre Cosme empezó a oficiar, levantando la voz un poco más que de costumbre, por aquellos de los gritos que venían de fuera.

-¡Malnacido, esta vez no te me escapas!

El párroco titular, asomando por el mismo ventanuco románico de la otra vez.

-¡Padre, bájese y no me obligue...!

-¡Dispara, dispárame si tienes cojones!

-Joder, a ver, Corraliyeda, di por radio que bajen al pater.

-¡Además, que te estado observando y no tienes ni repajolera idea de cómo se oficia!

-¡No entre al trapo, don Cosme, no entre al trapo!

-Tranquilo, cabo..

-¡Pues es mucho mejor que tú, cura de tercera, que lo oficias todo igual, lo mismo da una boda que un funeral, igual de pesado y monótono!

-¡No me jodas, Corraliyeda, no caigas tú en la provocación!

-¡Pero si es que es verdad! No tienes matices ni registros en sus liturgias. ¡Todo igual! ¡A que usted cambia la cara y el tono de voz, padre Cosme!

-Sí, quiero pensar que sí.

-¡Pues eso!

-En fin, ¿podemos seguir con el bautizo!

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